De eso nos habla mi querido amigo y poeta de variados tópicos, Mauro Bertrán, que en el momento que supo padecer una situación en la que no precisamente se sentía "enamorado", encontró la fuente del desahogo en la sagrada escritura.Les paso un poema de su propiedad, que nos muestra y nos hace sentir ese choque de emociones que se producen en este tipo de situaciones. Sin mas habladuría, tengo el agrado de presentarles:
Silencioso amor
Te miro,
me miras.
Así, amor
nos amamos.
Así sin saber
desde exactamente
cuando.
Así sin saber por qué
estamos en esta esfera
brillante...
Esta pequeña burbuja
que nos refleja
arriba, abajo,
a los costados
y por detrás...
Nuestro propio hogar
que nos muestra lo que somos,
en diversas versiones...
Como si se planteara
eterno,
la rutina
cayendo como agua
en invierno
fría y en grandes cantidades...
Hay burbuja!
aterras nuestra idea de futuro
estremeces los corazones
que se enlentecen
a sangre asustada
que atina a no querer salir!
Mirándonos
casi sin descansar,
horrorizados por igual
ante la idea de derrumbe,
nerviosos se nos ve....
Como si de pronto
el amor
quedara atrás
olvidado bajo la cama
oliendo a polvo
agarrando humedad
y luego
desapareciendo...
Lluvia,
gotas de días rutinarios
caen y brillan en las
oblicuas cortinas transparentes
que mas que espejos
son profetas
sin más que decir...
Las paredes mojadas
húmedas, empañadas
como dos cascadas
y el vapor del agua
en las rocas ya verdes,
se derriten...
Me sentí erosionado...
el viento
que poco a poco
despedazaba
partes de mi
y las llevaba
tan lejos
que ni las aves
podían seguirlas...
Me sentí
por el agua superado
inclusive
ya no era la marca de tus dientes
la que hacia arder mis labios,
si no el golpe incesante
de la sal contra mi boca...
¡Amor!
Se con certeza que fuimos,
fuimos uno.
Pero ahora…
Pienso que somos
arena molesta
en los pies del recuerdo...
Te miro,
me miras.
Así, amor
nos amamos.
Así sin saber
desde exactamente
cuando.
Así sin saber por qué
estamos en esta esfera
brillante...
Esta pequeña burbuja
que nos refleja
arriba, abajo,
a los costados
y por detrás...
Nuestro propio hogar
que nos muestra lo que somos,
en diversas versiones...
Como si se planteara
eterno,
la rutina
cayendo como agua
en invierno
fría y en grandes cantidades...
Hay burbuja!
aterras nuestra idea de futuro
estremeces los corazones
que se enlentecen
a sangre asustada
que atina a no querer salir!
Mirándonos
casi sin descansar,
horrorizados por igual
ante la idea de derrumbe,
nerviosos se nos ve....
Como si de pronto
el amor
quedara atrás
olvidado bajo la cama
oliendo a polvo
agarrando humedad
y luego
desapareciendo...
Lluvia,
gotas de días rutinarios
caen y brillan en las
oblicuas cortinas transparentes
que mas que espejos
son profetas
sin más que decir...
Las paredes mojadas
húmedas, empañadas
como dos cascadas
y el vapor del agua
en las rocas ya verdes,
se derriten...
Me sentí erosionado...
el viento
que poco a poco
despedazaba
partes de mi
y las llevaba
tan lejos
que ni las aves
podían seguirlas...
Me sentí
por el agua superado
inclusive
ya no era la marca de tus dientes
la que hacia arder mis labios,
si no el golpe incesante
de la sal contra mi boca...
¡Amor!
Se con certeza que fuimos,
fuimos uno.
Pero ahora…
Pienso que somos
arena molesta
en los pies del recuerdo...
Mauro Bertrán
Marzo 2011
Marzo 2011
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